jueves, 16 de febrero de 2017

El Sol Rosado de una tarde de marzo

El Sol Rosado de una tarde de marzo 

Fotografía tomada en Cabudare, Estado Lara, Venezuela. 10-03-15

 En una tarde de marzo
mis ojos se embelesaron
mirando el atardecer y el cielo
¡Oh musa que me inspiraba!

Las nubes se reacomodan
dejando hoyitos al paso
grisáceos,  algunos blancos
… y el Sol… pícaro y sigiloso
a su antojo los seduce,
colándose entre ellos 
al rompe les prende luces,
cual estrellas de la noche,
   mas son hoyitos de nubes...

 Rápidamente el Sol,
prepara el lienzo sombrío
tiñéndolo de colores
refulgentes con tonos claros,
hace trazos por doquier
sin ninguna dirección 
y a la mayor perfección;
quiere avivar el fondo
a su majestuosa salida
y  vestido rosa – lila.

De repente una nube gris
que se asemeja a un caballo,
apura el paso a lo lejos
hacia la humanidad del Sol
e insólitamente lo surca
en su redondez excelsa,
lo hace muy lentamente
más nunca detiene el paso.

El Sol brinca de alegría
dándole la bienvenida,
y cuando no la siente dentro
lo demuestra dando saltos,
lo hace de lado a lado,
también de arriba y abajo...
… Y para seguir el alboroto
el Sol safrisco flirtea,
con las nubes más cercanas
con las que rosan su piel;
y en un acto de cortejo
                                                                   delinea sus cuerpos fríos
con sendos bordes dorados
de su brillantez genuina.

Fotografía tomada en Cabudare, Estado Lara, Venezuela. 10-03-15
¡El ocaso del Sol Rosado
 se vislumbra, ya se siente!
su silueta nítida y limpia
se niega a abandonar la tarde,
 camuflajeándose sagazmente
con su traje oro brillante,
que de a poco se disipa
para que no duela su ausencia.

Fotografía tomada en Cabudare, Estado Lara, Venezuela. 10-03-15

Echa mano de fracciones
para medir su figura
y descontar su vida
en 10 segundos tal vez:
Oculta ¼ parte primero,
de su cuerpo cansado
 después ½  le sigue
aunque sonriente se ve,
y cuando llega a ¾
sus destellos son completos
hasta que se desvanece…

Como al principio lo hizo,
el Sol deja tendido un lienzo
más esta vez no se sabe
la suerte que le depara:
¡Si queda con arreboles,
cautivadores y furtivos;
O para nubes blancas
con prendedores brillantes;
Tal vez nubarrones tristes
 con dejos de nostalgias!

Nadie sabe lo que viene,
hasta que muere la tarde
y junto a ella también,
¡El Sol Rosado de aquella tarde de marzo!







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