domingo, 3 de septiembre de 2017

¿Prevenir la guerra o celebrar la paz?

¿Prevenir la guerra o celebrar la paz?
Algunas veces siento
que el mundo está al revés
es una percepción amarga
porque la cabeza debe estar
por encima de los pies.

Al Norte del Sur de América
hay un país al filo de la guerra
hay escasez, miseria y dominación,
los gritos de libertad son callados
con censura, cárcel y exilio.

A su lado, su tierra hermana
celebra por fin la paz...
50 años y más, recuerdan el desconsuelo
de los embates de un conflicto armado
que nunca debió suceder.

¿Prevenir la guerra o celebrar la paz?
es una pregunta que me hago
ante la visita del Papa en la nación vecina,
quién habla de misericordia
mas ignora la Venezuela de hoy.

Mucho se habla de paz,
de diálogo y negociación
líderes políticos y religiosos
se prestan como mediadores
con resultados nefastos:
muerte de la democracia.

En el plan de viaje del Papa,
se avistan encuentros y eucaristías
que abaniquen el perdón,
fortalezcan la reconciliación
y vitoreen la recién alianza de Paz.

¿Y qué pasa con Venezuela?
¿Qué sucedió con lo ofrecido?
¿Es acaso una ironía,
celebrar la Paz a su lado
y enterrar un pueblo bravío?

Yo soy una venezolana,
sin religión alguna,
pero siento el sufrimiento
de un pueblo que pide a gritos
lo liberen de este Régimen asesino.

Es así que mi protesta
la elevo al mundo entero
porque no se destruye un pueblo
nada más con hambre o bombas
también cuando se le ignora
la violación de sus derechos humanos.

Es momento de pensar
si vale la pena ser líder
de causas justas y nobles
de liberar al oprimido,
o si es todo lo contrario,
algarabías de “pan y circo”. 


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