BARQUISIMETO DE MI NIÑEZ
Nubladito amanecía el cielo
los bellos días de mi niñez,
seis en punto ya mi cuerpo
solía estar en pie.
Me llevaba casi siempre
una ruana de colores,
y un gorrito hecho a mano
por si algún piojo venía
a querer hacer su nido.
Aquel frío mañanero
me acompañaba a la escuela,
la neblina era la reina
majestuosa del camino:
blanca, densa y apurada
¡no logré nunca alcanzarla!
yo siempre en la retaguardia
como pisando sus pies…
La brisa fresca y coqueta
golpeaba fuerte mi cara
como diciéndome niña:
¡apura el paso, llegarás tarde!
De repente y a lo lejos,
un zumbido se escuchaba,
era la brisa apurada
que en remolinos andaba
y mi falda levantaba si por
descuido
con mis manos no agarraba.
Bastantes sustos pasé,
cuando velocidad imprimía
porque terminaba llevándome
para donde ella quería
a lo que mi papá decía
¡vaya a contra viento hija!
para que le ponga freno
a esa brisa bravía.
Son recuerdos tan hermosos
de mi travesía diaria
por mi pueblo de ensueños,
lleno de colores y garbos
mi Barquisimeto querido
el de la neblina baja
y remolinos de brisa…
¡Barquisimeto de mi niñez,
Barquisimeto de mis
nostalgias!.
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